Carmen Iglesias, promotora de experiencias: “No importa a dónde quieras llegar, lejos o cerca, las redes sociales son el camino”

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Una emprendedora suele trabajar de sol a sol pero ella, Carmen Iglesias, también lo hace bajo las estrellas. Hace un año y medio Carmen decidió comenzar un proyecto de actividades culturales y turísticas en su pueblo, Sigüenza. Sus responsables lo bautizaron Ágora Petricor, un nombre curioso para un proyecto curioso. Desde astroturismo hasta escritura creativa, las actividades que ofrece Ágora Petricor suponen una alternativa nada convencional.

Astroturismo, talleres de lettering, necroturismo… ¿Qué es exactamente Ágora Petricor?

Ágora Petricor es un ilusionante proyecto bajo el que ofrecemos actividades culturales y turísticas en la provincia de Guadalajara.

Son actividades muy diversas. Por ejemplo, mencionas los talleres de lettering (caligrafía), pero también los celebramos de escritura. Por su parte, el astroturismo, que es la actividad más propicia para practicar ahora en verano, consiste en visitar parajes libres de contaminación lumínica y, a través de la observación natural, sin telescopio, conocer las constelaciones y la mitología ligada a ellas.

El necroturismo es turismo de cementerios. Esto está en una fase muy incipiente todavía. La idea es darles relevancia cultural y turística a los cementerios. En algunos cementerios puedes encontrar obras arquitectónicas y escultóricas realmente interesantes. En otras ocasiones, lo interesante son las tradiciones ligadas a los cementerios. Así que con diferentes actividades recuperamos los espacios o el legado cultural. Esto es muy bonito porque, si te paras a pensarlo, es darle vida a un espacio con el que hemos cambiado nuestra relación en un corto período de tiempo.

¿Habéis celebrado ya alguna actividad necroturística?

Sí, un concierto de música clásica en el cementerio de Guadalajara. Y levantó muchísimo interés.

¿Cuál es el perfil medio de vuestro público objetivo?

El perfil es muy amplio entre los adultos. Acude gente de todas las edades y tipos. Participan menos niños, simplemente porque no son actividades que les entretenga.

¿Por qué decidiste emprender?

El emprendimiento me gusta por mi personalidad. Pero a esto hay que sumar que en los entornos rurales es complicado encontrar trabajo por cuenta ajena. Hay poco y el que hay es precario. Y para una mujer es todavía más difícil. Así que yo ya había emprendido en el pasado, tuve una empresa de trabajos verticales. Yo soy aparejadora, aunque me he formado en otras áreas, como Gestión Cultural o Community Mannagement.

¿Por qué crees que es más difícil para las mujeres el mundo laboral en un entorno rural?

Creo que en las ciudades está todo más difuminado por la cantidad de gente que hay. Pero en los pueblos hay trabajos muy feminizados y otros muy masculinizados. Y los trabajos feminizados son peores. Las mujeres parecemos abocadas a desempeñar trabajos de cuidados, de limpieza… Son trabajos muy dignos, pero en los que tienes que dedicar muchísimas horas para ganar un salario muy bajo.

Por eso para mí el emprender me da opción a elegir en lo que yo quiero trabajar. Y luego, emprender puede ser una trayectoria de trabajo más interesante. Tienes que trabajar muy duro. Hay gente que piensa que el emprendimiento es una aventura divertida pero no: emprender es duro y lento, pero luego cosechas mucho más. Para empezar, una mayor satisfacción.

Además de que en el medio rural el mercado es pequeño, vosotras ofrecéis una oferta cultural muy específica. ¿Cómo sorteáis estos obstáculos y llegáis a los consumidores?

Bueno, tengo que decir que el servicio que ofrecemos resulta interesante a personas de todo tipo. Pero respondiendo a tu pregunta, con las nuevas tecnologías. Las redes sociales no solo nos ayudan a que nuestros servicios sean conocidos en otras poblaciones, también son imprescindibles cuando queremos llegar a un público muy local. Yo si organizo una actividad en mi pueblo aviso a mis contactos y estos, a su vez, a los suyos. Y lo hacen a través de WhatsApp, que no deja de ser una red social. Así que no importa a dónde quieras llegar, lejos o cerca, las redes sociales son el camino.

¿Quién ha creado y gestiona la web y los perfiles en redes sociales de vuestro proyecto?

Yo [ríe]. He hecho todo y también lo gestiono yo, por eso es muy mejorable. ¡No nos da tiempo a todo! Pero es verdad que me ayudó bastante haberme formado como Community Manager antes de tener mi empresa de trabajos verticales. Aunque desde entonces las redes han evolucionado mucho, algunas ya ni existen y hay otras muchas que son totalmente nuevas.

¿Cuál es vuestro mayor problema ahora mismo en el proyecto?

Que nos falta tiempo para desarrollar todas las actividades que nos gustaría.

¿Hay un espíritu emprendedor en vuestro pueblo o sois un bicho raro?

Uno de los hándicaps del mundo rural es la mentalidad. El emprendimiento se ve como una opción rara. Además, hay mucha gente que le da una connotación negativa, como si emprender fuese de pringaos. Y es cierto que tienes que trabajar mucho y no hay horarios. Pero no ven la pasión que supone hacer lo que te gusta, esa parte que hace que todo merezca la pena.

¿Conocías a FADEMUR antes de entrar en la lanzadera de emprendimiento?

No, conocí a la organización a través de Ruraltivity. Fue por una entrevista que escuché en la radio. La coordinadora de la lanzadera en Castilla-La Mancha explicaba en qué consistía Ruraltivity y me interesó mucho. En aquel momento estábamos pensando en emprender, pero todavía no sabíamos ni por dónde empezar. Estábamos en lo que en Ruraltivity llaman “la fase del semillero de ideas”. Me metí entonces en la página web de Ruraltivity, rellené el formulario y listo.

¿Cómo ha ayudado Ruraltivity a vuestro proyecto?

Hemos recibido formación. Uno de los talleres fue en Madrid y, precisamente, era sobre el manejo de las redes sociales. En la lanzadera también te ayudan en la visibilización. Este fin de semana, por ejemplo, vamos a una feria de turismo sostenible. Además, gracias a Ruraltivity podemos acceder a los servicios de consultoría del ICADE, donde nos proporcionaron una visión muy objetiva para mejorar nuestro proyecto. Pero una de las cosas que más nos ha ayudado es, sin duda, el apoyo. Nos conocen, siguen nuestro caso y nos han puesto en contacto con muchísimas otras mujeres. Ahora sé que no estoy sola y me siento apoyada.

¿Dónde ves a vuestro proyecto en cinco años?

Me gustaría que nuestras actividades no se queden localizadas en zonas que ya son destacadas de por sí y que potencien otras nuevas que actualmente son ignoradas.  

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