“Con los años solo lamentas aquello que no has intentado”
No es de las que se amilanan, ni dentro ni fuera de los escenarios. Prueba de ello son las decisiones que ha tomado en su vida. Podría haberse dedicado a otra cosa, pero no quería desoír su pasión: el teatro. Podría haberse quedado en su ciudad, Madrid, pero decidió mudarse a Carabaña, en la misma Comunidad que la capital pero con una población que no llega a los 2.000 habitantes. Por último, podría habérselo quitado de la cabeza, pero quiso ofrecer una alternativa cultural a los vecinos de su comarca y para ello creo El Teatrico.
¿Qué es El Teatrico y cuál es su por qué?
El Teatrico es un proyecto con el que llevo el teatro a los pueblos, con todo lo que ello implica. El teatro tiene muchas dimensiones. Es cierto que entretiene, pero también enseña, integra y cura. Y la comarca de Las Vegas, en la que ha nacido El Teatrico, está necesitada en estos aspectos. El Teatrico es mi granito de arena para cubrir estas necesidades. Nuestra actividad principal es una escuela de teatro.
¿Cómo fueron los comienzos de tu emprendimiento?
Soy una soñadora nata. La ilusión por conseguir mi sueño es lo que me impulsa a seguir. Afortunadamente, al principio esto fue más fuerte que la opinión de la gente. Cuando yo empecé, en 2014, pensaban que mi idea no era práctica. Pero yo confié en el proyecto y en mí misma. Esto no quita que me sintiese sola en aquel momento, pero tiré hacia adelante. Poco a poco el proyecto comenzó a funcionar y por el camino fueron apareciendo apoyos.
¿En estos años de trabajo, te has encontrado con la incomprensión de quien piensa que con la actual falta de servicios que sufren los pueblos la cultura en ellos no debería ser una oportunidad?
Habrá quien lo piense, lo cual me parece una actitud derrotista, pero a mí nadie me lo ha dicho. De todas formas, a una persona así yo le preguntaría, ¿qué es cultura? Porque la cultura pueden ser los toros y por aquí hay mucho de eso.
¿Cómo es el espíritu emprendedor en tu pueblo, eres una rara avis en él?
No, yo veo que hay muchas personas con ganas de hacer cosas y lo intentan. No somos la mayoría, pero sí somos bastantes. Pero entiendo a aquellas personas que no se meten en este jardín, hay que echarle muchas ganas y, sobre todo, muchísimo tiempo.
¿Cuál es el mayor problema al que te enfrentas en El Teatrico?
El principal obstáculo es convencer a la gente de que dé el paso y participe en nuestras actividades. Esto lo noto con los adultos, a la mayoría le cuesta probar cosas nuevas. Con los niños, sin embargo, esto les cuesta menos. Sin embargo, a partir de ahí no encuentro mayores dificultades. Los ayuntamientos acogieron muy bien el proyecto, me han cedido espacios sin problema, los padres están muy contentos… Una vez que empecé todo ha ido rodado.
Un tópico que arrastramos en el mundo rural es el de ser una sociedad más cerrada. ¿Será que no es un tópico y es la razón por la que a los vecinos adultos les cuesta involucrarse en este tipo de actividades?
El teatro es una herramienta de crecimiento personal, que te mueve por dentro y hacia adelante. Pero claro, no es lo mismo hacer este ejercicio delante de un desconocido que delante de alguien que te ve todos los días al comprar el pan. Yo creo que aquí la gente no es que sea más cerrada, es que hace falta más valor para exponerte cuando todo el mundo te conoce.
Por otro lado, el público de la ciudad tiene más conocimiento sobre iniciativas como la mía. Saben mejor qué esperar de este tipo de actividades, en muchos casos conocen a alguien que ha probado antes. Eso, junto con el acceso a una demanda muchísimo más numerosa que tienes en las ciudades, hace que en ellas cueste menos conseguir que la gente participe.
¿Conocías a FADEMUR antes de participar en la lanzadera de emprendimiento o fue al revés, conociste Ruraltivity y de ahí a la federación?
Primero conocí a FADEMUR. Fue en un festival que se celebra todos los años en Orusco de Tajuña y en el que participa FADEMUR. Os conocí allí y os contacté después para informarme mejor. Las compañeras me hablaron de Ruraltivity, que todavía estaba en su primera edición, y enseguida me incorporé con mi proyecto. En este tiempo he estado muy contenta en Ruraltivity e incluso he recomendado la lanzadera a otras mujeres que conozco que también están emprendiendo en sus pueblos.
¿Cómo ha ayudado Ruraltivity a tu proyecto?
Ruraltivity ha sido un antes y un después. Primero porque te pone en tu sitio. Conoces a mujeres como tú, lo que es maravilloso. Ves que están tan confusas y se sienten tan solas como tú, pero también que tienen mucha ilusión, que son valientes y que luchan porque su proyecto salga adelante…
Luego, porque te sientes acompañada por gente con experiencia. Cuando tengo una necesidad las llamo y me atienden, me ayudan, me citan… Y lo importante es que además de ayudarte con ese problema en concreto, están a tu lado durante el resto del camino. Digo que esto es importante porque al final te conocen, a ti y a tu proyecto, mejor que nadie.
¿Cuándo fue la última vez que hablaste con la técnico que lleva tu caso?
Esta mañana. Va a parecer que me lo invento [se ríe], pero es que estoy teniendo problemas para hacer un blog y ella me está ayudando.
¿Has tenido ocasión de establecer sinergias con una compañera de FADEMUR más a allá de la camaradería?
No. Hasta ahora han participado en Ruraltivity menos proyectos culturales que de otros sectores. Además, los emprendimientos culturales que han pasado por la lanzadera, o que están en ella, están alejados geográficamente del mío. Pero seguro que en el futuro surge alguna posibilidad.
¿Dónde ves a tu proyecto y a ti misma dentro de cinco años?
Nos veo a ambos en todos los pueblos en los que no haya una oferta cultural, educativa y social. No quiero cerrarme a la Comunidad de Madrid. Mi sueño es crear una red en la que otras personas como yo y pueblos como este podamos encontrarnos para desarrollar proyectos como el mío.
Por último, ¿qué le dirías a una mujer que tiene un sueño y tiene miedo de llevarlo a cabo?
Que respire hondo, que le va a hacer falta fuerza, y que luego se lance. Con los años solo vas a lamentar aquello que no has intentado. Y es a medida que empiezas a caminar que se van abriendo las puertas a tu paso. Si realmente estás enfocada vas a superar todos los obstáculos.